La Escuela de atenas

La Escuela de atenas
Escuela de Atenas por Rafael

domingo, 22 de septiembre de 2013

Sobre la figura del maestro



En este escrito me propondré hablar sobre la figura del maestro y el prestigio que ha perdido.
A lo largo del tiempo la figura del maestro ha sido de suma importancia en toda sociedad. La palabra maestro proviene del latín "magister" con la que se designaba  a la persona que tenía poder o autoridad para la enseñanza. Entender el vocablo maestro, no solamente en el contexto de quien imparte clases en un aula, sino más ampliamente, como toda persona que trasmite alguna enseñanza y goza de autoridad moral, corresponde de mejor manera con el origen etimológico del mismo.
La autoridad que se le asociaba a un maestro también debemos entenderla desde su origen etimológico. El latín Auctoritas (aug - toritas) hace referencia al prefijo aug que significaba aumentar; función que le correspondía al tutor respecto de su pupilo (ampliar, aumentar su visión, criterio y voluntad). Este vocablo también tenía un significado jurídico que se le asignaba a la persona con un poder socialmente reconocido pero no vinculante, es decir, esta autoridad no era exigible por medio de la fuerza. Por lo tanto es así como debemos entender la autoridad moral que le corresponde a un maestro.
Desde el siglo XVIII la figura del maestro ha sido reducida a quien imparte clases dentro del aula. Esta monopolización de la educación, por parte de las instituciones educativas, ha degenerado en una burocratización de la educación, donde el maestro ha quedado relegado al último eslabón de una jerarquía institucional. Entre algunas de las consecuencias de esta realidad, podemos contar un menoscabo en la libertad de cátedra y un detrimento en la autoridad del maestro.
Este menoscabo en la libertad de cátedra es provocado por la imposición de lineamientos o planes de estudio que provocan una educación sistemática de memorización y no una que aumente el interés y el criterio de los alumnos en el sentido más amplio del vocablo Auctoritas. Siendo el maestro el último eslabón del sistema educativo, caen sobre él una serie de exigencias institucionales que le impiden llevar a cabo su profesión de manera que pueda apasionarse y comunicar interés por lo que enseña. El maestro pierde toda autoridad, cuando los alumnos no reconocen en él una figura que inspire interés.
Si bien el sistema educativo es necesario como estructura y para garantizar un parámetro de exigencia, éste se ha vuelto de una rigidez tal que la actividad del maestro ha perdido la posibilidad de involucrar nuevos métodos pedagógicos, que lejos de estandarizar, busquen adaptarse a las circunstancias específicas de cada aula y profesor. 

2 comentarios:

  1. Qué buena reflexión Diana. Por ahí sólo faltó de donde tomas las etimologías de las palabras. Me parece que el maestro por todo eso que mencionas tiene un gran reto: salir de la dinámica burocrática y pensar cómo aumentar ese conocimiento de cualquier tipo en los alumnos. Quizá ese reto solamente puede ser cumplido si se abre a los propios alumnos, es decir, si mantiene una comunicación que le permita entender. Otra cosa que veo importante es que en la educación se tiene que acabar con la jerarquización en términos de autoridad y así, ver el proceso educativo como una línea horizontal donde todos tienen aprendizajes de muchos tipos.
    Muy bien.
    tienes 10.

    ResponderEliminar
  2. Querida compañera,
    Me llamó la atención tu ensayo ya que el título era diferente a los demás. Desafortunadamente, concuerdo con tu argumento que los maestros ya no son reconocidos como gente importante por la sociedad. Sobre todo, he observado que esto pasa principalmente en México. Los dos años anteriores, estaba de intercambio en una escuela en Boston. Ingenuamente llegué a clases despreocupada. Siempre había copiado en los exámenes en el Tomas Moro, y no se me ocurrió que no se pudiera copiar en Boston. Me percaté del respeto que las niñas de la escuela le tenían a los maestros al observar las clases. Las niñas alzaban la mano para participar, tomaban apuntes, y no copiaban. Mientras tanto, el maestro estaba notablemente mas tranquilo a comparación de los maestros del Tomas, ya que las niñas seguían sus instrucciones. Por lo tanto, estoy de acuerdo que el salón es del maestro y del alumno. No existe la buena educación si solo pertenece a uno de estos. Creo que a México le falta mucho por avanzar en cuestiones educativas. El maestro se debe dar a respetar, y los alumnos deben llegar con ganas de aprender.
    Isabel Ortiz-Mena

    ResponderEliminar