La Escuela de atenas

La Escuela de atenas
Escuela de Atenas por Rafael

domingo, 23 de septiembre de 2012


Eduardo Ochoa Canalizo

6°A CCH

Filosofía I

23/IX/12

 

Si existo, existo piense o no

 

Cogito ergo sum. Pienso y luego existo es la frase de Descartes que le dio causa a su pensamiento y al de toda la escuela racionalista. Frase a través de la cual se pretendía resumir una radical postura sobre la realidad: el ser no existe hasta que  toma conciencia sobre si mismo y sobre el mundo que lo rodea, pues de lo contrario, es nada. A partir de esto la filosofía, pienso yo, comenzó a atribuirle a la existencia un carácter parcial, relativo e individual. Al grado que ya entrado el siglo veinte (según vimos en clase), se sugirió que la realidad se divide en el plano físico y el plano conceptual, perteneciendo al segundo, obviamente, todas aquellas ideas inmateriales, intangibles y sometidas al juicio que la imaginación de cada quien quiera darles, pero que forman parte de la realidad por el simple hecho de existir como pensamientos. De éste postulado surgen cuestiones filosóficas que condicionan la existencia de objetos físicos a su presencia en el plano conceptual. Dicen, que de no tener lugar en la conciencia de alguien, dichos seres, por ignorados, sencillamente no lo son. Así, si en algún lugar existe un elemento no identificado en la tabla periódica, un planeta no registrado en la bóveda celeste o algún pajarraco no clasificado en los almanaques de la biología, estos por lo tanto, no existen. Digamos que ese elemento es el oro, que ese planeta es Neptuno y que aquel pajarraco es la cacatúa de pecho pinto. Nadie sabe lo que son ni como son aquellas tres cosas. No tienen por lo tanto un nombre, ni mucho menos una idea que las identifique. Son ignoradas completamente por toda conciencia. No existen como conceptos ni son posibles como pensamientos. Sin embargo, existen en el mundo físico, en el plano material. Son presencia y están presentes en algún lado, a pesar de que para la razón humana ni siquiera los crea probables. No son ni oro, ni Neptuno ni cacatúa de pecho pinto por que no ha habido razón con la posibilidad de concientizarlos y consecuentemente identificar su idea con un nombre. Mas si están, están. Y aunque nadie los conozca, aunque para nadie su existencia pueda ser posible, ninguna conciencia, por no albergarlos en si, puede anularlos del mundo físico, del plano material. Así que, para mi, piense o no, me conozca o no, si existo físicamente, existo físicamente, y es un hecho con el que no puedo lidiar.

3 comentarios:

  1. Excelente reflexión. Aunque se plantea un problema, ¿cómo decir que sí existen si nadie lo ha visto o nombrado o pensado? ¿Es posible imaginar algo que no es conocido?

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  2. Lalo, me parece muy acertada tu reflexión. Concuerdo con el hecho de que físicamente lo que existe, existe, sin más. Ya sí nos pensamos y nos hacemos conscientes de que somos y existimos va más allá puesto que considero que no condiciona el que estemos aquí parados o que en algún lugar viva un animal que no conocemos. No obstante, como dice Fernando ¿cómo le haríamos para pensar en el color rojo si no supiérmos qué es y cómo se ve?..es difícil,por lo menos yo no tengo la respuesta, ojalá algún día lo podamos analizar.
    ¡Buen ensayo!

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  3. A pesar de que desarollas muy bien tus pensamientos y los fundamentas, concuerdo con fernano, en que si nadie lo ha visto o pensado, como sabemos que existe? para quién existe?

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