Eduardo Ochoa Canalizo
6°A CCH
Filosofía I
10/IX/12
Aristóteles, el filósofo de la unidad
Bien es sabido que hasta antes de Sócrates, el principal dilema
de los filósofos era la naturaleza, el mundo de las cosas. Se preguntaban sobre
su origen y su significado, su sentido en éste mundo y lo que las constituía como
tal. Se preocupaban por el ser en sí de los objetos, sobre su esencia y
existencia, pero pocos abordaban lo que más tarde se convertiría en el punto
medular de la filosofía, en su principal razón de existir, para lo que a partir
de entonces sería más útil, lo que a partir de entonces se dedicaría a explicar
y desentrañar: el hombre, el ser humano.
Si bien
Empédocles fue el primero en hablar sobre dos sentimientos cruciales en la
constitución humana, el odio y el amor, es Sócrates quien los aplica al hombre,
aseverando que no hay persona mala, sino ignorante. Más tarde, Platón le daría
alma a éste, un alma racional que lo superponía ante el resto de los elementos
que conforman el mundo, pero sobre todo, es el primero en hablar de su trascendencia,
pues, según él, tras varias reencarnaciones el alma alcanza el Topos Uranus, el
mundo de las ideas y la perfección, el antecedente de todas las cosas que
constituyen la Tierra. Sin embargo, es Aristóteles el primero en otorgarle un
fin en la vida, en el Mundo Sublunar. Es el primero en darle un sentido
práctico en la existencia, el primero en darle un objetivo al mundo que al
hombre rodea: su felicidad.
Y alrededor
de ésta forma de trascendencia es que desarrolla el resto de su obra, pues en servicio
a la felicidad humana pone disciplinas como la lógica, la poética, la política
y la moral. Es por todo lo anterior
que personalmente opino, con el poco conocimiento que sobre él tengo, que
Aristóteles es el filósofo de la unidad no sólo por proponer que cuerpo y alma
son una misma cosa, sino porque establece un mundo que gira alrededor del
hombre y su principal propósito en la vida. Lo une todo en su favor y todo lo
dice a su servicio. Además, establece que el origen es la causa primera de
todo, el motor inmóvil del mundo: no es una cosa, sino un pensamiento presente
en todo y en todos, lo que a cada cosa y ser vuelve parte de un todo, lo que a
todo une en una totalidad con una función y objetivo en común: la felicidad del
hombre.
Muy buena reflexión. Sin duda, la felicidad debe ser un eje para la vida hasta en estos días. Descubrir qué es, como Aristóteles decía.
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