Heidegger: angustia, la nada y el mundo.

Martin Heidegger es considerado como uno de los mejores filósofos alemanes del siglo XX. Fue discípulo de Heinrich Rickert uno de los principales filósofos neokantianos de la escuela de Baden, y posteriormente fue ayudante de Edmund Husserl el creador de la moderna fenomenología. La filosofía de Heidegger aparece, principalmente, en tres libros: El ser y el tiempo (1937), Kant y el problema de la metafísica (1929), La esencia del fundamento (1929). Este filósofo fue y es muy criticado por su afiliación al partido nazi en el año de 1933. fuente

Para entender, aunque sea de forma superficial, el pensamiento de este filósofo es necesario analizar su percepción en algunos conceptos.

La palabra “mundo” puede emplearse de diversos sentidos. Para los religiosos es un símbolo de pecado, para los físicos es el universo, para un biólogo es el medio en que evoluciona la vida, para Heidegger el mundo tiene un diferente aspecto. Este es un mundo físico que está enfrente de nosotros. Heidegger piensa que el mundo es el mundo que el hombre hace, por ello nos dice que el mundo es lo que está a la mano, lo que podemos transformar con nuestra técnica y ciencias. Él dice que es un mundo instrumental y de referencias, en el cual un instrumento nos remite a otro y un espacio nos refiere a otro espacio, pero el espacio de este mundo no es el espacio puro de los físicos o matemáticos, es el espacio que vive el hombre porque el hombre mismo es espacio. El hombre es un ser espacial que al intervenir en el mundo del cual forma parte, lo transforma y utiliza. Este mundo está hecho de instrumentos, distancias, lejanías y presencias. Es el mundo en el que vivimos porque es el mundo que transformamos al vivirlo.

¿Qué es la nada?, los términos y el verbo ser chocan en una contradicción. Sin embargo la nada es algo que si existe. Este es un término que usamos en nuestras conversaciones muy cotidianamente. Podemos prescindir de la lógica y preguntarnos qué sucede con la nada, qué sentido tiene la nada. Para determinar su sentido tendríamos que recurrir entonces a una experiencia. Heidegger toma la experiencia de la angustia para llegar al sentido de la nada, distingue la nada del miedo. El miedo aparece cuando hay algo que nos asusta. La angustia es indiferenciada y cuando nos angustiamos, nos angustiamos ante la nada misma. A diferencia de la angustia, la ansiedad aparece cuando hay miedo. La angustia es una experiencia privilegiada que nos revela que la nada tiene un sentido y está presente. Significa que el hombre lleva la nada en sí, según Heidegger, la mayor parte de las veces huimos y nos escondemos en la anonimidad. En nuestra vida tendemos a ser uno de tanto y no nosotros mismos. Sabemos que la gente se muere, pero no pensamos en nuestra muerte real e inevitable. El hombre es definido por Heidegger como un ser-en-el-mundo, lo que quieren decir los guiones es que el ser en el mundo es constitutivo del hombre, es su verdadero ser.

En una carta de 1928, Martin Heidegger reflexiona sobre su trayectoria filosófica desde que abandonó la escuela: “Desde entonces hasta Ser y tiempo parece haber sido un camino muy largo y enredado. Y sin embargo, todo se reduce a muy poco cuando comparo lo alcanzado con lo debido. Quizá sea la filosofía lo que muestra más insistentemente y obstinadamente la forma como el hombre es siempre un principiante. Filosofar, al cabo, no significa otra cosa que ser un principiante. Pero si en nuestra chiquillería conservamos la interna fidelidad a nosotros mismos y tratamos de obrar partiendo de ella, entonces también lo poco tiene que convertirse en bueno”.

Puede que este párrafo sea uno de los mejores para entender cuál es la función de la filosofía para Heidegger. La filosofía es un constante volver a empezar, un asedio perpetuo a las mismas cuestiones o incluso a una única, un darse cuenta de que uno no sabe lo que creía que sabía y que uno debe replantearse a fondo sus presupuestos básicos, etc. Por eso, cuando filosofamos nos damos cuenta de lo que somos en esencia: principiantes. Filosofar sería algo así como un rejuvenecimiento constante, una insistente paralización de nuestro espíritu, una obstinada “chiquillización” de nuestro ser.  Si somos fieles a esa esencia, podremos hacer algo bueno con nuestra vida, aunque los logros obtenidos sean pequeños.

Para muchos filósofos de la filosofía continental, Heidegger es el mas grande del siglo XX, y “Ser y Tiempo” es la obra más importante del siglo pasado. Hans Jonas, uno de sus discípulos más conocidos escribió en 1987 que “Heidegger fue sin duda el pensador filosófico más relevante que Alemania tenía en aquella época. Quizá se pueda decir que el pensador filosófico más importante de este siglo”. Y Hanna Arendt, discípula suya escribió en 1969 que “el pensamiento de Heidegger ha determinado de manera decisiva la fisonomía espiritual del siglo”.

Sin embargo, para los filósofos analíticos, la forma de redactar de Heidegger no sería “el típico ejemplo de discurso narrativo propio de una filosofía retórica”.Fuente/de dónde es la cita Y Jonas Cohn, un profesor judío de orientación neokantiana, dijo: “Suena muy profundo que la nada nadea, que el tiempo se temporea, pero el único sentido que puede encerrarse en ello es que hay que pensar la nada y el tiempo en acto, pues al ser abstractos, ni el propio Heidegger pretenderá afirmar que la nada y el tiempo ejerzan actividades”. Para Cohn, estas tesis no son más que sinonimias vacías y una deformación del hablar.

Heidegger, como podemos ver, fue igualmente criticado en su forma de escribir y por su afiliación al partido nazi, como amado por su filosofía y su juicio de las cosas. Sin embargo, no hay duda de que aportó muchas cosas a la filosofía moderna y fue uno de los más grandes filósofos del existencialismo. Martin Heidegger murió en Baden-Wutenberg, su ciudad natal, el 26 de mayo de 1976. 

Bibliografía:

 Ramon Xirau. (1952). Historia de la filosofía. México: UNAM.