Pesimismo teórico

“La verdad es que no importa lo que se haga pues, al final, todos morimos y después de la muerte no hay nada. No existe razón alguna para actuar de un modo determinado ni siquiera para seguir viviendo. El único motivo para vivir y continuar haciendo las cosas es el hecho mismo de estar con vida.” A esta manera de pensar se le conoce como pesimismo teórico y es planteada por Schopenhauer. Pero, en mi opinión, algo le falta a la “ecuación” y esto es la memoria. Aunque no exista algo más allá de la muerte, a las personas se les recuerda. Esto quiere decir que no concuerdo con Schopenhauer pues, a pesar de que puede no haber nada después de la muerte y de que no hay razón para nuestras acciones, si con una acción se logra algo, este algo  genera una razón. Si existe el recuerdo, entonces las acciones importaron, cobraron una nueva dimensión, la de existir para otros, y en esto hay una justificación para vivir. No es necesario ser recordado por siempre, sólo lo suficiente como para dejar una huella en las personas cercanas, pues nuestro mundo está formado por quienes nos rodean y cuando todos ellos desaparecen también lo hace nuestro mundo y de esta forma se vive en memoria hasta el fin de nuestro mundo.

Schopenhauer dice que la única razón existente para hacer las cosas es el hecho mismo de hacerlas. Para mí hace falta considerar la capacidad de influenciar a los demás. Finalmente no vivimos solos sino en familia, en sociedad. Es inútil preocuparse por si nuestras acciones importan o no o por si hay algo después de la vida pues esto sólo traería consigo duda y angustia. Y, si bien el sufrimiento tiene la capacidad de hacer crecer al ser humano, permanecer en él no genera ninguna ganancia. El pesimismo teórico  puede partir de premisas lógicas pero deja otras de lado.