La angustia se puede definir
como el sentimiento depresivo en el hombre. Kierkegaard lo dividió en dos defunciones,
que se utilizaban no como diferentes conceptos sin no para diferentes términos.
Él decía que esta etapa como
fase ética diferenciándola de la fase estética, para el hombre común aferrado a
la fase estética del mundo de los sentidos, la angustia es el miedo
improductivo y desencadena de la desesperación. El hombre ético en
cambio es capaz de buscar respuestas mediante el conocimiento, procura el
control de su mente de un pensamiento de nivel elevado que le dé razón a su
existencia. Él entendía la angustia no
como el temor de los seres vivos, ni como el miedo a la muerte, sino más que
eso, al descubrimiento de “la nada”. Kierkegaard muestra como la
angustia está vinculada a la verdadera constitución de la subjetividad,
avisando del peligro de perder la propia identidad por el afán de absolutizar
el “yo” y el “sí mismo”. Para él la angustia va más allá de un estado de ánimo,
simple para convertirse en una experiencia fundamental y decisiva en la vida
del ser humano. La angustia se relaciona con el pecado y con la
libertad. Engendrada por la nada, alimentada por la impaciencia.
La angustia que Kierkegaard
define va en conjunto a la subjetividad y que puede diferenciarse en 2 distintos
tipos de hombres, el común y el ético que para estos dos la angustia es algo
diferente ya que sus puntos de vista y formas de ser son distintos. Sin embargo
yo creo que angustia es algo similar en los dos hombres ya que surge o se
formula desde la desesperación hacia la nada o lo desconocido.
Es curioso como Kierkegaard relaciona la angustia con la creación de la identidad personal y el desarrollo de uno mismo como persona.
ResponderEliminarmuy interesante tu conclusion, ya que al ponerlo desde esa perspectiva puede ser acertada tu propuesta
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