La Escuela de atenas

La Escuela de atenas
Escuela de Atenas por Rafael

domingo, 4 de octubre de 2015

Cuando conocer es recordar

    Después de más de un mes de clases de filosofía, me doy cuenta que en vez de aclarar dudas, me está plantando más interrogantes. Se ha vuelto la clase de la duda, de la confusión y de la no-racionalidad. No quiere decir que sea algo malo, sino que nos hace ponernos en la posición de tantos hombres filósofos que en el pasado se preguntaron, ante tanta incertidumbre, incluso si el saber existía. De aquí surgen muchas teorías que le dan doble sentido a las pocas cosas que creíamos obvias, la capacidad de saber por ejemplo. Para éste ensayo, regreso a los orígenes de la filosofía en Grecia, en busca de diferentes teorías que puedan aclarar tantas de  las dudas que aparecen poco a poco con el estudio de ésta materia. 

Sócrates. Para mí y para muchos, un hombre misterio. Sabemos de él simplemente a través de las escrituras de Platón y de otros filósofos; el famoso hombre que afirmaba “saber que no sabía nada”. Era orgulloso de su ignorancia, decía que la única forma de llegar al conocimiento era poniendo en duda todo lo que creía, sabiendo que no tenía más pruebas de ello que su creencia. Decía que si dudaba, lo hacía para finalmente no dudar; para algún día pensar que por fin había llegado a una respuesta. En este sentido, afirmar algo con certeza sería caer en un tipo de arrogancia que espejeaba la ignorancia. 

Para Sócrates, como para Platón, el conocimiento es innato. Es decir, nacemos con él y no aprendemos realmente nunca nada nuevo, sino que recordamos algo que teníamos ya en el espíritu. Un dato que teníamos arrinconado en algún cajoncito de nuestro espíritu y sólo a través de las preguntas podemos desempolvar éste conocimiento y ejercerlo. Conocer es recordar, y como hombres estamos atados a la ignorancia, hasta que encontramos la salida a través de diferentes métodos.     

El método de Sócrates era muy simple, el diálogo. Sabemos del filósofo Griego que se volvió famoso por hablar en las plazas, disputando con sus amigos, no tanto para imponer sus ideas, sino para indagar la verdad. Creía que por un lado existen las personas que discuten con el único fin de discutir, mientras que otras lo hacen con el fin más grande de descubrir la verdad escondida en cada quién. Su método de mayéutica – que se refiere al hecho que él mismo se hacía llamar partero de almas, dado que era hijo de una partera – consistía en eso, en iluminar las ideas que no están claras a través de un método de diálogo, por el cual a través de las preguntas correctas, de la discusión,  llegamos a las respuestas escondidas. 

Y si la teoría del conocimiento innato fuera verdad ¿eso dónde nos deja? En una sociedad elitista dónde solo recuerda el que lo necesita para salir adelante. Los que no tienen oportunidad de educación, tienen todo éste conocimiento que no pueden ejercer porque en su día a día no les es útil. Quiere decir que todos nosotros tenemos las respuestas a todo en nuestras mentes, la respuesta a cada conflicto, a cada pregunta ¿Acaso esta teoría no nos posiciona en una situación divina? ¿Qué tan frustrante podría ser llegar a pensar que lo sabemos todo, pero nadie ha hecho las preguntas correctas para que lo saquemos? Y si le hago la misma pregunta a dos personas diferentes y me dicen su versión de la verdad de acuerdo a éste conocimiento innato ¿quién está en lo correcto?

 Estamos condenados a la ignorancia y cualquier nuevo conocimiento (o viejo y recordado) es modificado por nuestras sensaciones. El método del diálogo es efectivo,  abre paso a que la razón gracias al choque con las sensaciones de los otros. Se pone todo en perspectiva al darnos cuenta que si las sensaciones de cada quién son diferentes, cada quién conoce diferentes verdades entonces no existe una verdad absoluta. Por esto la filosofía pone más preguntas de las que resuelve. Tendemos a dudar muchas cosas, pero ideas como el dudar que estemos dudando, el dudar si el conocimiento existe, y otras teorías abstractas como ésta  hacen que se nuble todo y caemos en la paradoja más grande de todas, el  dudar de nosotros mismos. 


Bibliografía
Xirau, R.. (1983). Introducción a la Historia de la Filosofía. México: UNAM.

2 comentarios:

  1. Te gustaría Descartes. Buen ensayo Josefa, bien por plantear una situación hipotética donde te preguntas qué pasaría hoy en día si el conocimiento fuera recordar. Claro, habría que traer a la historicidad para saber por qué fue considerado así en otros tiempos. Calif. 10

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  2. Recuerda poner número de página en la bibliografía

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