Todos hemos
presenciado, o por lo menos escuchado a alguien hablar al respecto a modo de
anécdota, sobre los terribles resultados que Google Translate puede llegar a
proporcionar. Esto no se debe a que Google no sea capaz de crear un buen software
traductor, pues no hay que olvidar que Google emplea a cientos de los mejores
programadores del mundo. La razón por la que Google Translate no parece ser
capaz de atinarle a una, es porque cada idioma humano funciona de forma
compleja y única, expresando ideas y pensamientos en una forma que difícilmente
puede ser replicada en cualquier otro idioma. Una de mis grandes pasiones son
los idiomas y escogí esté tema porque desde que empecé a aprender otros idiomas
me ha intrigado como cada unos de ellos parece ser espacialmente bueno para
comunicar cierto tipo de ideas.
Cuando en clase
de filosofía vimos historicidad, sobre cómo no debemos de tratar de entender
los pensamientos de filósofos que vivieron en contextos históricos distintos al
nuestro desde un contexto contemporáneo, pensé que algo similar debe de pasar
con el idioma. Pensé en que nuestra realidad existe en español y que cuando
leemos las ideas de algún filósofo inevitablemente las concebimos en español,
pues no sólo este es el idioma en el que las leímos, sino que este es el
contexto en el que estamos acostumbrados a procesar los pensamientos. Sin
embargo, no hay que olvidar que las ideas que Aristóteles expresó en griego
antiguo siempre serán hasta cierto grado diferentes a las que sus traducciones
nos aportan.
Hace más de un
año empecé a estudiar japonés, un idioma que curiosamente no hace distinción en
la conjugación verbal entre el presente y el futuro; a veces el tiempo verbal
puede ser inferido por contexto pero en muchas otras ocasiones la distinción
entre futuro y presente puede desaparecer casi por completo. Mi maestra, una
mujer japonesa que hace ya muchos años se mudó a México, me comentó que esta
distinción hace que por los japoneses sean mucho más propensos a ahorrar que
los hablantes de idiomas como el español. Esto se debe a que en su idioma el
futuro se siente como algo mucho más cercano a la realidad que en el español
donde el futuro esta inevitablemente separado del presente. Puedo entonces
imaginarme la cantidad de retos con los que se debe de enfrentar un traductor
japonés para poder traducir las ideas de un filósofo occidental acerca del
tiempo escritas en algún idioma europeo donde existe otro concepto del futuro y
que aún así hagan el mismo sentido en japonés.
Este es únicamente
un ejemplo que pude dar debido a conocimiento que ya tenía, pero estoy seguro
que así como éste, existen miles de ejemplos sobre cómo las peculiaridades de
cada idioma no permiten que las ideas de un filósofo puedan ser expresadas con
exactitud en otro. O por lo menos los hablantes de un idioma no tienen la
capacidad de ajustar por completo a su forma de pensar frente a conceptos a los
que desde niños no fueron expuestos.
Otro ejemplo es
la famosa frase de René Descartes: “Pienso, luego existo”. Ésta fue escrita
originalmente en francés como “Je pense,
donc je suis” para la cual algunas traducciones más literales o apropiadas
serían “Pienso, por lo tanto existo” o “Pienso, por lo tanto soy”. Ninguna de
éstas cambia radicalmente el sentido de la frase, pero aún así es imposible no
ponerse a pensar sobre cómo cada una de éstas nos proporciona una idea
ligeramente distinta sobre lo dicho por Descartes.
En lingüística
se considera que no existe tal cosa como un texto completamente traducible o
completamente intraducible, y probablemente muchos de los textos filosóficos a
los que podemos acceder son una traducción bastante cercana a lo que el autor
quiso decir. Sin embargo, así como la historicidad nos permite poner las ideas
de un autor dentro de su contexto histórico, considero que también hay que
tener el cuenta el contexto del idioma en el que una idea fue escrita.
Mariano Cepeda Betancourt
Mariano, me gustó mucho tu ensayo ya que, hasta ahora, nunca había considerado al idioma como contexto, lo cual es muy importante, más si de lo que estamos hablando es de ideas y no hechos. También me gustó que hayas incluido una experiencia personal para desarrollar tus argumentos.
ResponderEliminarComo mencionaste, el idioma no permite que las ideas de un filósofo puedan ser expresadas en otro con exactitud, sin embargo, las interpretaciones que hemos dado a varios pensadores, aunque no sea exactamente lo que éstos quisieron expresar, son válidas. A lo mejor, esa descontextualización a través de los idiomas es benéfica en el sentido de que, dependiendo de la cultura que va de la mano de cada idioma, hayan, por todo el mundo, distintas adaptaciones de los diferentes conceptos filosóficos, así como del legado de varios filósofos antiguos.
Me pareció muy interesante el ensayo, sobre todo la forma en la que está escrito. Me gustó cómo partes de problemas cotidianos como el traductor de google y experiencias personales para desarrollar tus ideas y finalmente las extrapolas a la filosofía en sí. Esto permite que el lector verdaderamente se identifique con el tema de la intraducibilidad y comprenda cómo a grande escala incluso puede llegar a afectar la forma en la que pensamos e interpretamos la realidad.
ResponderEliminarEl ejemplo de las distintas traducciones de la frase de Descartés me ayudó a comprender que mucha gente ignora la posibilidad de que cambia el significado de una idea al ser traducida a otro idioma porque los cambios que sufren son muy sutiles. Sin embargo, esos cambios existen y estoy de acuerdo en que al no tomarlos en cuenta incluso podría llegar a ser una forma de descontextualización, cosa que no debería suceder en la filosofía.
Me pareció muy interesante el ensayo, sobre todo la forma en la que está escrito. Me gustó cómo partes de problemas cotidianos como el traductor de google y experiencias personales para desarrollar tus ideas y finalmente las extrapolas a la filosofía en sí. Esto permite que el lector verdaderamente se identifique con el tema de la intraducibilidad y comprenda cómo a grande escala incluso puede llegar a afectar la forma en la que pensamos e interpretamos la realidad.
ResponderEliminarEl ejemplo de las distintas traducciones de la frase de Descartés me ayudó a comprender que mucha gente ignora la posibilidad de que cambia el significado de una idea al ser traducida a otro idioma porque los cambios que sufren son muy sutiles. Sin embargo, esos cambios existen y estoy de acuerdo en que al no tomarlos en cuenta incluso podría llegar a ser una forma de descontextualización, cosa que no debería suceder en la filosofía.
La historicidad plantea dar contextonanun acontecimiento y el contexto también es el lenguaje. Tu tema ha sido una temática que muchos filósofos han tratado a lo largo del s. XX principalmente. Felicidades por ver en un punto tan interesante el tema de tu ensayo. Si te interesa podemos hablar de varios filósofos que tienen varios artículos al respecto.
ResponderEliminarCali. 10