Una reflexión ocurrente

Vórtice: torbellino, remolino, centro de un ciclón. Estas son las definiciones dadas por la Real Academia Española y pienso que la artista, Marcela Armas, logró en su obra representar tales significados incluyendo un contexto cotidiano y relevante a la sociedad actual. Vórtice fue creada en el 2013 como parte del proyecto “Por amor a la disidencia,” presentado en el MUAC, y con el objetivo de mostrar su “indignación sobre la naturaleza material del libro de texto gratuito de la SEP.”

            Esta obra de arte va más allá de intentar demostrar como la educación y los textos gratuitos han sido una recopilación de archivos muertos,  de hojas carentes de valor histórico—pienso que enseña con exactitud la función de la burocracia encadenada con la educación. Observándola, pudiese decirse tener similitudes con un prototipo del ADN, y como a mí se me apetece llamarle es el ADN de la educación; mecanismo dónde el gobierno piensa ser el motor y, vaya ocurrencia imaginar una educación que no sea sinónimo a poder, una vez visualizado al Estado como el motor, (en la escultura los libros de la SEP) puede entenderse la homogeneización de la sociedad, por medio la cual se acopian ciertos conocimientos y descubrimientos para aportar a los pupilos, no obstante, el ADN se ve afectado por ciertos filtros: filtros políticos.

            La educación no es más que un negocio, una industria, una forma de control. Si lo que el gobierno quisiera fuese contar con habitantes sabios, entonces no habría pragmatismo en la forma de enseñanza ya que los sabios son los espontáneos, los que ven más allá de las letras en un libro. Es por eso que los filtros políticos, únicamente aceptan ciertos aspectos de la vida para ser enseñados, y es en esto cuando Vórtice hace honor a su significado literario—genera un torbellino en la ciudadanía, un remolino entre los educadores y los educados, e intensifica el centro de un ciclón gubernamental donde, en caso de perder el control del ADN educativo, pudiesen perder el objetivo de la burocracia institucional.

            Puede ser que la interpretación escrita en estas líneas sea muy cuadrada y enfocada más allá de su estética, sin embargo, esto es exactamente lo que busca el arte, el que una persona pueda interpretarla con aspectos cotidianos—lo que hace a Vórtice una obra de arte es que por la forma en que esta creada, su material, y mecanismo, genera un aura de inspiración educacional dónde pretende expresar conocimiento y no sólo belleza en forma de arte moderno.

PS: este escrito no fue tarea, si no, una más de mis reflexiones espontáneas, ocurrentes.