Conceptualizar al arte
contemporáneo es valiente ya que engloba tantas y extremadamente diversas
características y circunstancias, es por eso que para definirlo se deben tomar
las dos palabras por separado; arte, por un lado, definirlo como todo aquello creado
por el hombre que desea expresar una visión sensible de lo real o lo
fantástico, y contemporáneo como lo ocurrente en el tiempo presente. He aquí la
razón por la cual definir a una obra como arte contemporáneo o no es difícil ya
que se podría decir que todo fue arte contemporáneo en su momento, sin embargo,
el arte contemporáneo avalado comenzó posterior a Las Vanguardias, donde se
creó una ruptura de las características tradicionales del arte. Entonces, el
arte contemporáneo no debe criticarse cronológicamente, si no más bien, por lo
estético: ruptura con lo académico, efímero, presentado de diferentes maneras
(música, pintura, video, danza, fotografía, etc.), reproductible, y con un
discurso—da a conocer lo que pretende transmitir debido a que por su conformación
puede resultar problemático entenderlo si fuese implícito. Un ejemplo claro son
las creaciones de Andy Warhol las cuales “retoman nociones surrealistas, hacen
evidente el fracaso del sueño americano,” su técnica es “repetición y seriación
de imágenes plasmadas en serigrafía o acrílico en grandes formatos” y
“transfigura las cosas o clase de cosas más significativas y cotidianas para la
sociedad común, elevándolas al estatus dentro de la temática del gran arte.”, no
obstante, como ya mencione anteriormente, este tipo de arte se puede encontrar
en el ámbito cotidiano de la vida, en las calles como murales, en canciones del
radio, en filmes cinematográficos, en imágenes de Internet, y diversas más. Ésta
es la razón por la cual uno debe estar con mente abierta para presenciar el
arte contemporáneo; ser sumamente literal al observar una de estas obras puede
causar polémica por que ¿cuál sería el mensaje que quiere transmitir una
manzana enfrente de la cara de un señor con sombrero? (El Hijo del Hombre por
René Magritte).
Pienso que el arte contemporáneo deja en libertad los
paradigmas de cómo debe presentarse y presenciarse el arte, y da oportunidad
para que los espectadores puedan no solo visualizar si no vivir la obra—entender
la existencia de enfrentar a la sociedad por un medio pacifico y capaz de mover
a las masas.
Bibliografía:
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