Aspectos políticos, militares y filosóficos de la Carrera Espacial
Esteban Degetau
Si bien los primeros intentos de explorar el espacio se dan durante la década de los veintes, en el siglo XX, con las sociedades de cohetes -correspondientes al sector privado- en Inglaterra, Estados Unidos, Rusia y en mayor medida Alemania; no va a ser hasta que los gobiernos toman cartas en el asunto que se logró poner en órbita al primer satélite en octubre de 1957. En el contexto de la Guerra Fría la exploración espacial fue una lucha para demostrar la hegemonía científica y tecnológica entre las superpotencias ante el mundo. A ella se destinaron miles de millones de dólares, los cuales resultaron en una larga lista de logros científicos que lamentablemente no tuvieron nada que ver con el desarrollo de la ciencia ni con la prosperidad de la humanidad.
El interés por los motores a reacción y su uso para vuelos al espacio exterior encendió la curiosidad entre los ingenieros y científicos de todo el mundo. Durante los locos años 20’s comenzaron a establecerse sociedades de cohetería y viajes espaciales; la más relevante fue la alemana, Verein für Raumschiffahrt (VfR). Ésta se disolvió para ser absorbida por el estado cuando entró el partido Nazi al poder en la década de los 30’s.
Para la fase final de la segunda Guerra Mundial, Alemania ya disponía de una nueva tecnología, el misil balístico V-2; que tenía como objetivo atacar con gran poder al enemigo a largo alcance, sin perder aviones ni pilotos en el intento. La investigación fue puesta en manos del Dr. Wernher von Braun, jefe de del desarrollo de armas para el ejército Nazi. Inicialmente, el científico alemán propone una misión a Marte, que según él era perfectamente posible con la tecnología de 1953, fecha en la que publicó su libro Das Marsprojekt. No obstante, el costo/beneficio de la misión no era aceptable para el ambiente geopolítico del momento; pues serían necesarios 5.32 millones de toneladas de combustible para repostar un solo lanzador, esto con un costo de 500 millones de dólares.
Concluida la guerra, von Braun trabajó durante 15 años para el ejército estadounidense en el desarrollo de misiles balísticos. Como parte del proyecto Paperclip, von Braun y su equipo fueron enviados de la vencida Alemania Nazi al Fort Bliss, Nuevo México. Años más tarde se convirtió en director de la NASA y arquitecto en jefe del Saturn V, que llevaría al hombre a la Luna.
En 1949 triunfó la revolución comunista en China. En el mismo año, la Unión Soviética logró detonar su primera bomba nuclear (la cual era una copia de la lanzada en Hiroshima “Fat Man”), dando inicio a la carrera armamentista. Los países desarrollados gastarán miles de millones de dólares en armamento, a costa de la pobreza de otros países. Con la inminente expansión soviética, tanto Estados Unidos como la Unión Soviética destinarán más dinero para desarrollar armas más mortíferas, las cuales ninguno de los gobiernos se atrevía a usar.
De la misma manera que con el armamento para defenderse, el novedoso y popular sector espacial recibió muchísima atención por las superpotencias. En 1957 la URSS puso en órbita al primer satélite artificial y menos de un mes después logró poner en el espacio a la perra Laika. En 1959 envían la primera (Lunik-2) a la Luna y se fotografía por primera vez al lado oscuro de la Luna. En 1961 Yuri Gagarin se vuelve el primer ser humano en ir al espacio a bordo de la Korabl-Sputnik. Y finalmente, en 1969, Armstrong y su tripulación llegan a la Luna en la misión Apollo 11, poniéndole fin a la Carrera Espacial.
Ahora bien, el gobierno de Estados Unidos no decidió gastar 100 mil millones de dólares para ir a la Luna y regresar con polvo, más bien la meta de la misión era demostrarle al mundo su capacidad tecnológica, con la última finalidad de asegurar su puesto hegemónico ante su homólogo comunista. Sin embargo, viendo el gran esquema de sucesos, es preciso decir que la gran cantidad de proyectos desarrollados durante la Guerra Fría para la exploración espacial no fueron en vano. Todas y cada una de las misiones tuvo un objetivo específico que va más allá del avance de la ciencia, la acumulación de armas o la proliferación de un régimen político.
Y aquí nos preguntamos ¿Valió la pena? El gasto de semejante cantidad de dinero tan solo para imponer la capacidad tecnológica sobre tu adversario, mientras que hay millones de personas muriendo de hambre. Definitivamente ese dinero pudo haber hecho una diferencia significativa en cuanto a el hambre, la educación, las telecomunicaciones, o cualquier otro problema mundial que hoy seguimos teniendo.
Desde un punto de vista ético se puede decir que el gasto del programa Apollo fue una irresponsabilidad y mostró una carencia de humanidad imperdonable por parte de los Estados Unidos. Contratar a un científico Alemán el cual se sabe que usó mano de obra esclavizada para sus investigaciones tampoco resulta ni cercano a lo moral. Y no creo que nadie pueda decir que el águila calva siempre vuele con el viento de la ética.
Sin embargo, la ética es tan solo un color del arcoiris. Para la epistemología, el conocimiento científico es válido sin importar las implicaciones éticas que tuvo la obtención de éste. Aunque el primer plano del programa Apollo siempre fue demostrar la supremacía tecnológica al mundo, es innegable que se aprendieron incontables cosas en el proceso. ¿Y de qué nos sirve decir que hemos puesto a un hombre en la Luna? ¿Qué fue la carrera espacial más que una simple lucha recreativa a la cima para terminar haciéndonos más preguntas de las que resolvimos?
Los neandertales coexistieron con nosotros los homo sapiens en Europa por al menos 5000 años. Eran altos, fuertes e inteligentes, tanto que enterraban a sus muertos. Pero por los miles de años que existieron, no fueron a ninguna parte. Cuando se topaban con un obstáculo como un acantilado o un océano, simplemente se detenían. No es que no pudieran continuar, pues se sabe que desarrollaron la tecnología de balsas. Por otro lado, los humanos hicieron (y siguen haciendo) cosas que no tienen ningún sentido. Se aventuraron en odiseas sin saber qué podía esperar del otro lado, cruzando tierra y mar. Es ridículo. ¿Cuánta gente debió haberse perdido en la inmensidad del océano antes de que alguien se tope con las islas de pascua?
Entonces ¿por qué lo hacemos? ¿por la gloria? ¿por la inmortalidad? ¿plena curiosidad?
Y ahora vamos a Marte. Es ridículo. Idiota quizás. Pero el hecho es que los neandertales están extintos y nosotros no. Quizás sea un idiota quien se aventura sin saber que le espera. Tal vez es irresponsable el gobierno que financia un proyecto como el Apollo. Pero uno no solo resuelve problemas, sino busca más problemas de los que tiene y se va por los imposibles, demostrando un amor sumiso por los problemas. Una amor por conocer lo desconocido. Un amor por la sabiduría.
Referencias
- Martos, Alberto. Breve Historia de la Carrera Espacial. España. Nowtilus. 2009. p. 44.
- “Doctor Wernher von Braun: First Center Director, July 1, 1960 - Jan 27, 1970” [En línea] Disponible: http://history.msfc.nasa.gov/vonbraun/excerpts.html, 13 octubre 2015.
- https://www.youtube.com/watch?v=ffUnNaQTfZE